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martes, 6 de diciembre de 2011

Marketing semiotico


Como una potente mirada multidisciplinaria, que valora el mundo del mercado, las marcas y los consumidores, observando por la otra margen del telescopio: la del sentido, se introduce el marketing semiótico. Para la venta de un producto, sólo importa lo que él significa, nos lo que es. La palabra "significado" sólo existe en el diccionario de la disciplina semiótica, que descifra el significado de las cosas entre las personas y, adaptada al marketing, analiza y ejecuta fenómenos que la sociología, la economía y la psicología no han sido capaces de demostrar de forma independiente. Lo que hace sentido al consumidor le provoca el deseo y por consecuencia él mismo abre la cartera. Ya para un cocainómano y un paciente de cáncer, la palabra "droga" no guarda el mismo sentido.
Ha habido un cambio en el mercado: la evaluación de propiedades reales en lugar de las irreales. En lugar de adquirir productos, el público está adquiriendo símbolos, acreditando el valor estratégico de la marca. Esto está diagnosticado por seis macrotendencias: Expansión de la polución mediática, Registro de atributos, Incremento exponencial de la oferta, Reducción del tiempo de vida de los productos, Necesidad de conformidad a significados y Desmaterialización de los productos.

En el mapa de posicionamiento semiótico, fundamentado en el contorno del cerebro, las marcas se ordenan en el cerebro del consumidor y no en el mercado, o sea, se lee el periódico o se enciende la televisión no para ver publicidad, pero sí para que el consumidor solucione sus problemas a través de las marcas.
Un procedimiento que aglutina la percepción de la semiótica con la noción más destacada del marketing clásico. La semiótica es la especialidad que investiga los significados de las cosas y las adapta a los sistemas sociales, con foco en la cultura del consumo. De acuerdo con el panorama, los mecanismos precisos de esta investigación facilitan información sobre el mercado, la marca y el consumidor.

A partir del entendimiento de esta información, se puede implantar entre el consumidor y la marca una interacción lógica y ordenada, lo que hace con que, para las diferentes prácticas de consumo, las maniobras de marketing sean apropiadas, dirigidas y con el sentido preciso, logrando como producto final optimizar y racionalizar las tácticas de marketing, con capacidad de invertir con seguridad en el mix de actividades estratégicas.

Un signo supone cualquier hecho, persona o cosa pasible de ser interpretada y, en teoría, la materia semiótica fundamentase en el estudio de estos “signos” y de los preceptos que les dirige. En la práctica, estudia la manera como se internalizan, establecen y transfieren para las personas los significados de los hechos y de las cosas. Ya en marketing se basa en la determinación de cómo se internalizan, establecen y transfieren para los consumidores los significados y valores de las marcas.

El marketing semiótico tiene como objeto descodificar el significado y los valores de las marcas, explorando en la cultura actual para contestar a preguntas más destacadas sobre los hábitos de compra de los consumidores y la manera el la cual suelen ajustar las marcas. El marketing semiótico, a parte de valerse de la semiótica, para solucionar sus obstáculos, integra la sociología, la antropología social, la psicología y la economía. La venta de un producto hoy se da cuando se sabe qué significa y no sólo lo qué es.
Las marcas más resistentes a la desatención de los consumidores en momentos de crac son las que se encuentran más ampliamente reconocidas en su cultura. Esto provoca la necesidad de que un producto, para sobrevivir a más de su existencia física, progrese con una suma de identidad emocional que le de destaque dentro del desorden de la pluralidad y comoditización de los productos.
La elección de una marca se soporta en el nivel de afinidad – alineamiento cultural – producida en el consumidor, cuando ya está agotado el deseo, el tiempo y el espacio mental para una equiparación de las cualidades eficaces de la oferta completa de una clase.
En mercados saturados de productos similares, con idéntica funcionalidad y de mismo valor, la única diferencia es la Marca, es decir, el que mejor justifica el precio y el mejor aparato para “significar” que el producto resguardado sea el contento de una carencia emocional o racional de un cliente o una solución de un problema.

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